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lunes, 6 de septiembre de 2010

Dinamarca: Bornholm, la isla inesperada

Las ruinas de Hammerhus, del siglo XII

Bornholm es toda una curiosidad del mar Báltico, con misteriosas iglesias redondas, cálido microclima y sorprendentes playas


Hace algunos años solía decirse que si todos los habitantes del planeta se pararan hombro a hombro, cubrirían una superficie igual a la de isla de Bornholm. Hoy, por el crecimiento demográfico, algunos deberían mojar los tobillos en las aguas de la costa o tomar prestada la isla vecina Christiansø. Aun así, sus habitantes siguen repitiendo el mismo dato curioso sobre este lugar perdido en el corazón del mar Báltico.

Con una extensión de casi 600 km2 y una ubicación privilegiada, al sur de Suecia y al norte de Polonia, Bornholm es un destino elegido por más de medio millón de turistas cada año. Esta exclusiva isla danesa, con playas de arena blanca, acantilados y gran vegetación, guarda memorias de la era neolítica, ruinas medievales, recuerdos de la ocupación nazi y rastros de un bombardeo por fuerzas soviéticas.

Es la roca visible más antigua del mundo, producto de una actividad volcánica hace más de 1700 millones de años. Su gente es atenta y tiene ese carácter relajado típico de los que viven lejos de las grandes ciudades. Cuentan con bandera propia no oficial y un dialecto de poco uso porque los jóvenes de hoy creen que no es cool hablarlo. Por sus calles se oye danés y la gran mayoría maneja el inglés, sólo son algunos nativos mayores los que no quieren desprenderse del bornholmsk, su particular jerga.

El clima de esta zona es ideal si se compara con el de Suecia y Dinamarca. Aunque sea común pensar que esta parte del planeta vive extensos períodos de nieve y oscuridad, Bornholm tiene su microclima, cálido y con largos días de sol. Rodeada de océano, de abril a septiembre es cuando más disfrutan del clima veraniego, aunque si hay que elegir un mes, el mejor paravisitarla es, sin duda, julio.

Arena fina, un paisaje poco familiar para los daneses

Todo sol
Este sitio, incluso para los daneses, es un destino exclusivo. Nicolas Rasmussen es un danés que este verano viajó a la isla por primera vez. "A nosotros nos encantó visitar Bornholm porque hay sol -cuenta-, se puede andar todo el día en bicicleta, ver montañas, es como estar en Dinamarca disfrutando de todo lo que nos falta en el país."

Para una mirada argentina, este destino podría ser el equivalente a lo que significa para un porteño visitar el glaciar Perito Moreno: un lugar turístico con naturaleza, único, con una oferta de paisajes diferentes, que enorgullece, y para el que hay que ahorrar durante algunos meses.

Las playas bordean gran parte de la isla y a diferencia del resto de la costa europea, donde llegar al mar implica caminar un buen rato sobre piedras para después hacer equilibrio en sus orillas, Bornholm tiene playas soñadas: arena fina y blanca, agua cálida que llega a los 24 grados en verano, más un entorno con mucho verde.

Al sur de la isla, Dueodde es famosa por tener las arenas más lindas. Para llegar a ellas, una pasarela de madera, a lo largo de 500 metros de camino entre bosque y dunas, nos lleva directo al mar. En su entrada hay un faro abierto para todos los que tengan ganas de subir en busca de una vista privilegiada del sur de la isla.
Productos locales

Si nos encontramos en este sitio al mediodía, antes de visitar el faro o cruzar el camino hasta el mar, es recomendable hacer una parada en un típico bar de la zona para degustar la especialidad del lugar: arenque ahumado y salmón. La mostaza es otro producto típico de aquí, para tenerlo en cuenta a la hora de los aderezos. Y cuando llega el postre, o en cualquier momento del día, son imperdibles las frutillas danesas dulces y jugosas.

Cuando el sol baja, el paseo que más les gusta a los chicos son las fábricas de caramelos. Svaneke Bolcher, en la ciudad de Svaneke o Karamel Kompagniet, en Gudhjem, tiene una variedad de lo más sofisticada. Fábrica y negocio comparten el mismo espacio y mientras se observa la elaboración de estos dulces también se pueden comprar caramelos de chili, saborizados con varios tipos de flores, moca, leche con maní, sin azúcar, con crema y el típico sabor danés del regaliz.

Las iglesias redondas son el ícono de este particular destino. Cuatro construcciones medievales repartidas por el territorio resultan el punto turístico más buscado. Østerlars es famosa que por su gran tamaño y antigüedad; se dice que fue la primera en ser edificada, cerca del año 1150. Olsker, con 26 metros, es la de mayor altura. Nylars es la mejor conservada y, por último, Nyker, la iglesia más pequeña.

Varios enigmas giran en torno de estos templos. Los historiadores sostienen la hipótesis de que estas estructuras no sólo fueron destinadas a prácticas religiosas, sino que tuvieron una función defensiva por los sucesivos ataques piratas que sufrió esta zona durante años.

Desde las rutas cercadas por infinitos campos de trigo se pueden distinguir, con sus paredes blancas y techos oscuros, envueltas en una tranquilidad que no se inmuta ni siquiera con los visitantes.

Templos blancos, íconos del lugar

Tres épocas, un lugar
Las industrias principales de la isla son el turismo, la pesca y la agricultura. Los colores de sus cultivos dominan los campos, y no se encuentran parcelas de tierra sin trabajar. A pesar de que son los turistas quienes aportan uno de los mayores ingresos, esta zona no se ve llena de resorts y grandes cadenas hoteleras como sucedería si se tratara de un territorio norteamericano. Todo lo contrario, aquí se mantiene con armonía lo natural y virgen, donde la mano del hombre interfiere, pero lo menos posible.

Al norte de la isla, Hammerhus es el centro de su historia medieval. Esta construcción del siglo XII sirvió como residencia del arzobispo de Lund, y terminó siendo objeto de disputa entre varios gobernantes durante los 500 años posteriores a su edificación. En 1746 su castillo fue abandonado y quedó abierto para que los habitantes de Bornholm tuvieran la libertad de llevarse materiales del lugar hasta 1822.

Hoy, las ruinas de esta fortificación son las más grandes de Europa del Norte, situadas en un mirador excepcional, ideal para sentarse sin medir el tiempo, en un silencio casi respetuoso, y deleitarse con un escenario de mar, montañas y soledad.

Mirador: Vista Privilegiada

El camello y el león
Desde estas alturas hay dos formas de acceder al mar. Aunque aquí, envueltos por acantilados y rocas, no hay lugar para playas, un espectáculo diferente nos espera. Podemos tomar el camino por la ladera, entre pastores y ovejas, o elegir el sendero que baja por una escalera hasta llegar a las conocidas piedras Kamelhovederne y Løvehovederne, con formas de camello y león, respectivamente.

Como toda piedra famosa que remite a formas conocidas, la asociación es discutible. El camello, con esmero, puede reconocerse, de costado y mirando en dirección al Hammerhus. Para distinguir al león se necesita un poco más de imaginación o tomar un barco que hace recorridos por la costa. Según dicen, mar adentro se observa mejor ese perfil. Habrá que hacer el paseo para comprobar si el león realmente está ahí o quedarse a contemplar la naturaleza que rodea este sitio, algo que también vale la pena.

Ciertas excavaciones arqueológicas indican que esta región fue habitada varios siglos años a.C. Por los caminos que tomemos, si prestamos atención, se pueden verse rocas talladas con símbolos en tinta roja y varios elementos geométricos. Los arqueólogos aún no logran descubrir el significado de estos grabados, pero se sospecha que muchos pertenecen a la era de bronce, de 1800 a 500 años a.C.

Al igual que Dinamarca, Bornholm fue ocupada por las fuerzas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. En la ciudad de Rønne, al norte de la isla, otras huellas un poco más actuales son las que dejaron su pasado como base militar nazi. Allí se pueden ver restos de fortines que nunca fueron utilizados.

Cómo llegar
Avión: Bornholm tiene su propio aeropuerto a 5 minutos en auto de Rønne. Wingsof Bornholm, Cimber Sterling y Norwegian Airlines ofrecen varios vuelos por semana a la isla.

Barco: desde Suecia se tarda 2 horas y media; Dinamarca, 6 horas y media; Polonia, de 5 a 6 horas, o Alemania, 3 horas y media.

Bus: desde Copenhague, pasando por la ciudad sueca de Ystad. Esta opción debe combinarse con el ferry.

Tren: DBS, empresa de ferrocarriles danesa, realiza viajes conectando Copenhague y Ystad con destino a Bornholm. El recorrido total es de 3 horas y ofrece hasta cinco salidas por día.

Dónde dormir
Las casas de campo son las más buscadas a la hora de elegir hospedaje. Las reservas se realizan con un año de anticipación, en especial entre junio y septiembre. Otras opciones son los departamentos, hoteles, B&B y campings.

Información: A pocos pasos del puerto se encuentra la oficina de información turística, donde la mayoría de los mapas y folletos son gratuitos para poder diagramar el recorrido

Texto y Fotos: María Fernanda Lago
La Nación - Turismo

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